Hoy nos trasladamos hasta Castro de Rei en la provincia de Lugo para visitar uno de los yacimientos arqueológicos castreños mejor conservados de Galicia, el Castro de Viladonga.
Está situado sobre una colina a 535 metros de altitud dominando gran parte de la comarca de la Terra Chá y las sierras de Meira, Monciro y Pradairo.
Cómo llegar:
Deberás seguir la N-640 que va de Lugo a Meira y verás las indicaciones a mano izquierda.
Está muy bien señalizado, cuenta con buen sitio para aparcar y además, dada la gran importancia y cantidad de materiales hallados durante las excavaciones iniciadas en 1971, que se abrió un Museo monográfico donde comprenderás de una forma muy amena mejor su historia.
Museo del Castro de Viladonga
Está situado junto a uno de los recintos amurallados del castro y junto al aparcamiento. Su entrada es gratuita al igual que al yacimiento, y está abierto todo el año de 10 a 19 horas ampliando una hora más por la tarde en verano.
Nada más entrar te encontrarás la recepción con unas chicas super amables que atenderán todas tus dudas. Luego en distintas salas repartidas en una sola planta, verás materiales procedentes de las excavaciones realizadas en el castro como collares, anillos, monedas, cerámica, herramientas... con audiovisuales y paneles informativos para no perderte detalle.
Verás maquetas para entender la evolución del castro y hacerte una idea de cómo sería la vida en el poblado.
Visita al yacimiento
Unos metros más abajo del edificio del museo, verás la entrada al castro a través de uno de sus recintos amurallados y foso, ya que tenía varios.
Fíjate a la izquierda en el antecastro que verás una pequeña cueva en la que crece el famoso y escaso "musgo luminiscente".
El asentamiento estuvo habitado entre los siglos II y V d.C., y como te comenté antes, las excavaciones comenzaron a realizarse en 1971, pero tal es el mapa de hallazgos y la extensión, que a día de hoy todavía se hacen prospecciones esporádicas.
Una vez pasado el último recinto amurallado llegamos a la croa, parte central donde estaban situadas la mayoría de las viviendas, almacenes, patios, corrales y despensas perfectamente organizadas en calles. Quizá te llame la atención que la mayoría de las viviendas tienen planta cuadrangular y no redonda como en otros castros, y es que en este caso estamos ante un castro romanizado.
En la parte oeste del recinto defensivo, hay unas escaleras por las que puedes acceder a la muralla y pasear un tramo sobre ella. Desde ahí las vistas al castro son espectaculares y es como mejor te haces a la idea de su organización y dimensión. Se cree que aquí llegaron a vivir 250 personas.
Saliendo hacia el oeste del primer recinto, se puede distinguir uno de los antecastros. En este caso se trata de una amplia terraza que pudo utilizarse para cultivo, para ganado o para ampliar la zona de habitación del poblado. En ella se descubrió parte del camino de acceso a la croa, así como restos de un silo en el interior de una construcción rectangular.
En la zona nororiental del castro se mezclan algunas estructuras independientes de planta circular con otras de forma cuadrangular, entre las que sobresale una gran construcción alargada de uso desconocido, un aljibe y los restos de un camino empedrado.
Hacia el sur se pueden ver varias estancias adosadas a las que se accede a través de un corredor. Una de ellas está empedrada y en otra se conserva un hogar (la cocina de la época).
Como puedes ver, visitar el Castro de Viladonga es todo un viaje al pasado en el que dejar volar la mente no cuesta nada e imaginarse a todos sus pobladores haciendo su vida cotidiana, paseando por sus calles, cocinando... y si tienes la suerte de estar en completa soledad como me ha pasado a mí, pues todavía mejor 👌
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