Si, así es, fortificaciones en plural porque este monte tuvo varios recintos amurallados coincidiendo en distintas épocas de la historia.
Si ya has dado algunas vueltas por el monte, habrás visto los restos de unas viviendas circulares de piedra en una de sus laderas con 2 de ellas reconstruidas para que te hagas una idea de como eran en la Edad de Hierro. Se trata de una aldea amurallada o castro, que llegó a ser el más poblado y dinámico del territorio galaico. Tras trabajos arqueológicos, se sabe que estuvo habitado desde el siglo III a.C. hasta su abandono en el siglo III de nuestra era cuando sus habitantes se trasladan a la zona del Areal-Casco Vello.
Si te pones en la parte alta de la ladera, comprobarás porqué fue el lugar elegido por nuestros antepasados para vivir. ¡Menudas vistas hacia la ría! Ya lo creo que controlaban a todo el que se acercase con buenas o malas intenciones tanto por mar como por tierra.
La segunda fortificación de la que se tienen noticias fue la del Castillo del Penso, que fue construido en el siglo XIII y fue escenario de luchas feudales entre Pedro Álvarez de Soutomaior -Pedro Madruga- y el arzobispo de Santiago -Alonso II de Fonseca- entre 1470 y 1480. Pero de él ya no verás nada, fue destruido por éste último en 1488.
Este castillo estaba situado en el primer recinto amurallado de la actual fortaleza, donde ahora está el estanque y los jardines arriba del todo.
Luego en este mismo lugar se levantó una pequeña capilla dedicada a Nuestra Señora de la Asunción que con el tiempo se conoció como Ermita de Nuestra Señora de O Castro, reutilizándose incluso sus piedras. La imagen de esta capilla en lo alto del Monte de O Castro aparece en el primer dibujo conocido de la villa y su puerto de 1597 del ingeniero de Felipe II.
Se celebraba una gran romería cada 25 de marzo hasta 1767, año en el que muere Jacinta Lorenzo que era la mujer encargada de promoverla y cuidar la capilla. La imagen de la virgen se llevó junto a otros objetos a la Iglesia de Santo Tomé de Freixeiro, donde todavía se encuentran.
Esta ermita fue dañada por bombas inglesas en 1719, convertida en establo por los franceses en 1809 y utilizada para dependencias militares, ya que al construirse el actual castillo en la 2ª mitad del siglo XVII la capilla quedó en el interior hasta que en 1966 fue mandada derribar por el Ayuntamiento de Vigo.
Construcción de la Fortaleza de O Castro
Adentrándonos ya en la tercera fortificación y para entender mejor el entramado de murallas y su localización, hay que ponerse en situación histórica:
🔎El reino de Portugal estaba integrado en la Corona de Castilla desde 1580, por ello Portugal proclama su independencia en una guerra que duró 28 años, la Guerra de la Restauración Portuguesa (1640-1668).
🔎Con la guerra anglo-española de 1585 a 1604 (el acontecimiento más conocido de este conflicto fue la derrota de la Armada Invencible española en 1588 en su intento de invadir Inglaterra), los ingleses sometieron a las costas españolas y portuguesas a sucesivos bombardeos e invasiones comandadas por el vicealmirante Francis Drake, como en 1585 que Drake bombardea Vigo desde el mar y en 1589 que la invade y saquea durante 4 días, quedando completamente arrasada como represalia al fracaso del intento de conquista de A Coruña, donde destacó la figura de María Pita en su defensa.
🔎Luego vino la gran epidemia de peste en 1598 y la ciudad de Vigo, entre el ataque de Drake y la epidemia, quedó prácticamente despoblada, obligando al rey Felipe II a desarrollar un plan de fortificación para su defensa.
🔎Sin embargo, Vigo tuvo que esperar 60 años hasta el reinado de Felipe IV para iniciar el proceso de amurallamiento de la ciudad, y ante el temor de un ataque por mar tras las alianzas establecidas de Portugal con Francia e Inglaterra, la fortificación de la villa se acomete con gran rapidez pero con un resultado deficiente en la calidad del recinto por la falta de medios económicos e ingenieros competentes.
Una fortaleza, 3 recintos defensivos
🔎Se inician las obras de la fortificación de la villa de Vigo en 1656 y no se terminarían hasta diez años después, incluyendo la Fortaleza de San Sebastián (detrás del Ayuntamiento actual), y las baterías abaluartadas de A Laxe y A Moreira.
La Fortaleza de Santa María de O Castro conformaba un complejo defensivo abaluartado de bella arquitectura por su conjunto de volúmenes a base de baluartes, salientes y tenazas (plaza entre 2 baluartes).
Se extendía sobre la falda del Monte de O Castro descendiendo en línea recta por las actuales calles de Baixada a Príncipe y Carral, continuando por el margen litoral desde A Laxe hasta O Berbés para ascender hasta la fortaleza de planta estrellada de San Sebastián a la altura del Paseo de Alfonso XII.
Contaba con 7 puertas y 11 baluartes además del ya mencionado de San Sebastián que dominaba todo el conjunto. Del recinto partían 3 caminos que comunicaban la plaza con el exterior: de la puerta de A Gamboa salía a través del Areal la vía hacia Redondela y Santiago; por el sur, por la Puerta del Placer el enlace con Porriño; y por el oeste, a través de la Puerta de A Falperra, la vía con Baiona y Tui.
Llegó a contar con hasta 3 recintos amurallados, erigidos en distintos momentos y en respuesta a las crecientes amenazas bélicas que tuvo que afrontar la villa de Vigo a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
En la actualidad se conservan enteros los lienzos de la muralla del primer recinto, partes del segundo, mientras que el tercero y último en ser erigido, desapareció para dar origen al actual paseo de Rosalía de Castro que circunda la fortaleza.
El tercer recinto
Empezamos de fuera hacia dentro, con el tercer recinto que no existe hoy en día y seguiría el trazado de la carretera asfaltada que rodea el monte, el Paseo de Rosalía de Castro.
Se levantó hacia 1704 como refuerzo a los otros dos situados en el interior y tras los sucesos acontecidos en la Batalla de Rande en 1702.
De este recinto salía hacia el sureste un corredor amurallado que llegaba hasta el Reducto de San Felipe, un pequeño fortín pentagonal del que hoy ya no queda evidencia y que ocupaba el espacio en el que se sitúan los parques infantiles en el Paseo de los Cedros. El objetivo de este fortín era el control y defensa de una amplia zona que no se podía realizar desde la fortaleza al quedar oculta por una pequeña elevación. En 1800 el ingeniero Miguel de Hermosilla hace referencia al mismo en su "Relación de plazas y puestos fortificados en Galicia", pero a mediados del siglo XIX ya no se menciona en los planos militares, por lo que entendemos que debió desaparecer en las primeras décadas de ese siglo.
El segundo recinto
El segundo recinto se erigió dentro del marco de la Guerra de la Independencia de Portugal del Reino de España (1640-1668). Hecho inicialmente en tierra, por motivos de urgencia defensiva, se finalizó en apenas 5 años siguiendo un trazado también irregular al ser concéntrico con el primer recinto.
Situado en una cota inferior y por lo tanto construido a modo de falsabraga con parapeto de piedra, este recinto exterior pretendía suplir la ausencia de un foso en torno al castillo, pero debido a la escasa altura, solo servía para dificultar el acceso a la fortaleza por parte del enemigo, pero lo dejaba muy expuesto a las descargas de artillería lanzada desde el exterior.
Tenía 3 tenazas defensivas o defensas con ángulo entrante. Una en el norte bajo la Punta do Diamante, con murallas y parapeto usada como batería y desde la cual se hacían salvas de saludo a las escuadras de otros países. Ésta es la estructura que desapareció tras la incomprensible construcción del Restaurante el Castillo en 1962, siendo derribado afortunadamente en el año 2020 y después recuperada la zona con su vista original.
La segunda tenaza defendía el flanco sur pero sin muralla, con un glacis muy pronunciado y con piezas de artillería que defendían el flanco oeste.
La tercera tenaza, la más relevante, y mejor conservada es la llamada Batería do Couto, que defendía la parte más accesible de la fortaleza en el extremo sureste junto a la entrada del recinto. Conserva sus merlones y troneras. En medio de esta tenaza se situaba el pozo que daba agua al recinto.
Contaba este recinto con 3 puertas: una en rampa y bien defendida por el norte, debajo de la Punta do Diamante, hoy desaparecida; la del sur, defendida por la tenaza del Couto, construida en bóveda de medio cañón; y la del este o poterna en falsa bóveda adintelada.
Las puertas de la fortaleza eran los elementos constructivos más importantes del recinto ya que los ingenieros tenían que concentrar sobre ellas toda la defensa, al ser las zonas más sensibles en un asedio, por donde el enemigo intentaría penetrar en primera instancia.
El primer recinto
Ahora ya vamos con el primer recinto que es quizá el más visitado de la fortaleza por guardar un encanto especial. Es el que encontramos más arriba, el que dispone de las mejores vistas hacia la ría y donde está el estanque con la escultura Camilo Nogueira de 1969 con 3 marineros portando el castillo del escudo de la ciudad.
Este primer recinto se finalizó en 1665. Presenta un trazo irregular por tener que adaptarse a la forma del monte en el cual la roca madre aflora a poca profundidad impidiendo los aterrazamientos.
Dispone de 5 baluartes. El más complejo de defender por su ángulo agudo, pero con un gran radio de tiro, es el que está orientado hacia el norte y llamado Baluarte o Punta do Diamante. Se conservan las 5 troneras, así como la garita ubicada en el límite del baluarte y que es la única que se mantiene en su posición original. En su extremo se izaba la bandera de la fortaleza.
Hacia el este nos encontramos con el Baluarte do Couto, que conserva sus troneras; a continuación el Baluarte de San Amaro con 4 troneras y una garita añadida con posterioridad. Siguiendo el recorrido de este primer recinto, al sur está el Baluarte do Regueiro y ya hacia el oeste y su garita que conservan sus troneras y merlones o parapetos, y el de Regueiro que las perdió para albergar dos obuses de costa H.R.S. de 21 cem proyectados en 1890. Las cortinas o lienzos de muralla que conectan los baluartes preservan en algunos tramos la banqueta por donde circulaban los soldados para defender los muros con descargas de fusilería.
El Saínte de Coia, en el lado noroccidental, perdió sus troneras para albergar otros 2 obuses de costa al igual que el Baluarte do Regueiro. A su lado monta guardia una garita desplazada de la punta del saliente tras la construcción de la estructura para los obuses.
Entre la Punta do Diamante y el Saínte de Coia se ubica la entrada primitiva del recinto, defendida por un tambor hoy algo desfigurado por la construcción a finales del siglo XIX de un polvorín, asentado sobre uno de los muros y cerrando sus troneras. El tambor contaba con una puerta de la que hoy podemos apreciar el cerco vertical con huecos para las cerraduras con su batiente.
Una segunda puerta daba acceso por el sur entre los baluartes de San Amaro y Regueiro. Fue abierta a finales del siglo XIX para la instalación de los cuatro obuses de costa.
La galería subterránea
En el muro este del primer recinto encontramos una puerta de acceso a la galería subterránea excavada en la roca que comunicaba con el patio de armas a través de un último tramo de cubierta abovedada.
El diseño del acceso a la puerta mediante la excavación de una trinchera en la roca natural del terreno a modo de camino estrecho y zigzagueante, busca defenderla de tal forma que limitase la capacidad de movimiento de los potenciales enemigos y protegerla dejando una pequeña loma frente a ella que también impide el uso de arietes u otras máquinas de guerra.
Estas redes subterráneas de galerías eran cotidianas en este tipo de instalaciones militares y su utilidad era muy amplia como zona de refugio, depósito de todo tipo de intendencia o incluso enfermería.
En la actualidad ha perdido los muros laterales que tenía y encajaba la trinchera de acceso, que permitía una mejor defensa desde lo alto del baluarte de la fortaleza. Su buen estado de conservación permitió recrear la configuración original de este acceso.
Desde el año 2023, parte de estas galerías son visitables, pero eso sí, deberá ser con cita previa en el teléfono del Ayuntamiento 010.
Foto: Metropolitano.gal |
La salida de este túnel o galería está en el patio que da acceso al antiguo polvorín.
Batería de Rechán (Rellano)
Subiendo por el Paseo Cronista Xosé M. Álvarez Blázquez, un poco antes de llegar al poblado celta, vemos a la derecha los restos de otra infraestructura militar; la Batería de rellano construida en 1898 como elemento de defensa ante un eventual ataque norteamericano a las costas españolas en el marco de la Guerra de la Independencia de Cuba.
Conocida como Guerra Hispanoamericana iniciada el 21 de abril de 1898, el resultado fue, después de tres meses de guerra, de una derrota española sin paliativos y la pérdida de las últimas colonias ultramarinas: Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam, que pasaron a manos estadounidenses.
Su construcción en este punto obedeció al dominio que se tenía de la ría hacia el noroeste para instalar piezas de artillería ante una posible invasión americana.
Esta infraestructura militar se conformaba con 2 explanadas para dos piezas de artillería, con sus rampas y dos repuestos de municiones blindados con un foso sin pretil, teniendo la del norte una parte dedicada a cuerpo de guardia.
Constaba de gruesos muros de piedra revestidos de mortero hidráulico, blindajes, carriles y viguetas de hierro, trasdosados de hormigón y una capa grande de tierra.
En dos documentos de 1912 y 1916 del Archivo General del Ayuntamiento de Vigo ya indicaban la intención de demoler las edificaciones al suponer una fea protuberancia en la falda del monte, y rellenar el foso por ser un peligro para el tránsito público.
El gran episodio bélico de 1719
Quizá el episodio más dramático de la fortaleza del Castro fue su asedio durante la Toma de Vigo de 1719 por los ingleses, cuando un ejército llegado con 80 buques de guerra y 40 de transporte, se presenta en la ría para arrasar la villa como represalia de la Guerra de la Cuádruple Alianza. Un conflicto bélico que enfrentó a la Monarquía de España de Felipe V con la Cuádruple Alianza, coalición formada por el Imperio Romano Germánico, la Monarquía de Francia, el Reino Unido de Gran Bretaña y las Provincias Unidas de los Países Bajos.
Las fuerzas británicas, que desembarcaron en O Berbés, se pasaron varios días bombardeando O Castro, donde se habían refugiado las tropas viguesas. La peor jornada fue el 17 de octubre de 1719, convertida en un auténtico infierno.
Se dice que en un solo día se arrojaron más de 600 bombas dentro del castillo. Los defensores terminan rindiéndose con 300 bajas entre muertos y heridos, quedando en un estado lamentable tras seis días de lucha sin descanso y sin apenas comida ni agua.
La fortaleza y la Guerra Civil Española
Si te fijas a la entrada del primer recinto, verás a mano izquierda un monumento conmemorativo a las víctimas de la Guerra Civil allí fusiladas.
Es el día 17 de julio de 1936 cuando comienzan a llegar a la ciudad las noticias relativas al levantamiento militar de las tropas coloniales de Marruecos, pero en Vigo no sucede nada hasta la mañana del día 20. El comandante de la guarnición viguesa, Felipe Sánchez, da largas a las llamadas del alcalde Emilio Martínez Garrido, evitando comprometerse con el gobierno republicano y esperar noticias desde A Coruña, sede de la Región Militar del Noroeste.
Fue pues, en la mañana del día 20, cuando se reciben las órdenes de proclamar en la ciudad el Bando de Guerra anulando la autoridad legal vigente. Así, el capitán Antonio Carreró al frente de una sección de infantería sale a proclamar el bando desfilando por las calles más céntricas de la ciudad, produciéndose los primeros altercados de gravedad en la Porta do Sol.
Sin apenas armas y municiones, muchos trabajadores comenzaron a instalar barricadas en García Barbón, Teis y sobre todo en Lavadores (la bautizada como Rusia chiquita) en respuesta a las fuerzas sublevadas. No tardaron mucho en caer y para el día 21 se finalizaba con la resistencia vecinal en las barricadas de O Seixo (Lavadores), desencadenándose por toda la comarca una ola de terror y violencia que tenía que pacificar completamente la comarca, pues no se podían dejar en la retaguardia potenciales enemigos.
Guardia Civil y falangistas cumplieron hasta tal punto la orden de búsqueda y captura de los posibles contrarios al golpe, que la cárcel de la calle del Príncipe quedó desbordada de capacidad a los pocos días.
Es entonces cuando entra otra vez en acción la fortaleza, cuando sus instalaciones son habilitadas como prisión al igual que en la calle Magallanes, el frontón de la calle María Berdiales nº 20 y la Isla de San Simón. Pero al tiempo que estas cárceles se iban llenando, muchas personas eran sacadas para ser asesinadas.
Las nuevas autoridades formalizaban y legitimaban estos actos, llevando a cabo consejos de guerra sumarísimos por los cuales se acusaba de rebelión militar a todos los elementos sospechosos o contrarios al golpe de estado, siendo la condena a muerte lo más habitual.
Se estima que durante y después de la Guerra Civil fueron asesinadas 2500 personas en Vigo.
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