Luego seguiremos el sendero por la cima un poco por intuición, ya que a pesar de que la señalización en madera se puso en verano del año 2021, ahora es inexistente. Hay que cruzar la colina de un lado a otro, no tiene pérdida, además nos acompañará el olor a tomillo y encina bajo la sombra de pinos y robles en algunos tramos.
Cada rincón es un estupendo mirador hacia los barrancos con las varias tonalidades de ocre que adquieren las montañas.
Bajaremos por otro camino hacia el cementerio de Barrientos donde está la antigua iglesia de estilo gótico tardío, y a pocos metros, nuestro punto de partida.
Si queréis acercaros en coche, el acceso se puede hacer por una pista a mano izquierda que cogeremos pasado el pueblo de Posadilla, que comienza con un puente sobre la vía del tren.
Al estar tan cercanos de esta localidad, también son conocidos como los Tesos de Posadilla.
Se puede distinguir la antigua cantera para la extracción de arcilla y los canales para recoger el agua y poder trabajar el material.
Aquí se cocía el barro durante casi dos semanas con madera de urz o brezo de la zona en los primeros tiempos, luego se hacía con carbón.
Son dos hornos de 2 bocas cada uno, uno de planta cuadrada forrado de ladrillo y el otro circular abierto.
Aquí se llegó a producir la cantidad de 250.000 tejas al año hasta su cierre definitivo a finales de los años 60 y cantidad similar de ladrillos refractarios.
Para la teja se empleaba la arcilla blanca mezclada con la roja para evitar que mermara, mientras que para la fabricación del ladrillo se empleaba solo la roja. En parejas de maseros elaboraban las piezas, mientras los tendedores las posaban en la era para secar.
Ayudados de una mula, tiraban de una noria donde se recogía el agua de la lluvia mediante aljibes.
El color tan característico de esta tierra se debe a la transformación de determinados minerales como el feldespato y las micas. Un tipo de silicatos ricos en aluminio que proporcionan unas características especiales a estas arcillas, como su carácter refractario que permite que la cerámica alcance temperaturas elevadas al calentarse sin llegar a agrietarse y su capacidad de retener el agua que las hace especialmente apropiadas para la elaboración de tejas y ladrillos.
En algunas pendientes se pueden apreciar los diferentes estratos geológicos, suelos arcillosos cubiertos por una capa más resistente, siendo la capa más dura la que sufre estos efectos, dejando al descubierto la capa más blanda.
Los primeros indicios de ocupación humana datan de la Prehistoria con restos de objetos de piedra tallada aparecidos al noroeste, en El Cillar. También aparecieron restos de época prerromana y romana en la zona de El Morión.
A ciencia cierta, no se sabe cuando el pueblo se trasladó ladera abajo a orillas del río Tuerto, a la zona conocida como el Vago de los Linares (alrededor del cementerio). Se cree que debió ser hacia el año 1480 cuando los Reyes Católicos dominaron por completo a los Moros y se había pasado el peligro de invasión.
En definitiva, un paraje singular y hábitat único para muchas especies animales como el águila calzada, el Cernícalo, el abejarruco, el mochuelo, el jabalí, corzo... aunque el conejo de monte es el habitante más abundante de la zona a pesar de que convive con su depredador el zorro.
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Espero que os haya gustado esta excursión y no dudéis de visitar el enlace que os dejo a continuación para descubrir más cosas que visitar por la zona MAS LUGARES PARA VISITAR
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