Se trata de un viejo camino que era utilizado por los fieles el lunes de Pascua para ir hacia el Monasterio siguiendo el curso del rego de Armenteira.
Está perfectamente señalizada y acondicionada en todo su recorrido y se pueden distinguir varias partes:
🟩 Molinos de Barrantes
🟩 Molinos de Serén
🟩 Aldea Labrega
🟩 Monasterio de Armenteira
Su longitud total son casi 7 km divididos en tramos separados por el paso de la carretera. El primer tramo lo cogeremos al lado de la oficina de Turismo de Ribadumia donde hay un amplio aparcamiento. Es un trecho de 1,60 kilómetros con 6 molinos restaurados conocidos con el nombre de Molinos de Barrantes.
Este tramo es super fácil y muy llano, hasta que llegamos a otra rotonda bajo la autovía Pontevedra-Santiago que atravesaremos por debajo y comenzamos otro tramo que es el de los Molinos de Serén ya en Meis. No tiene pérdida siguiendo la señalización.
En este punto hay otro amplio aparcamiento habilitado para la gente que decide comenzar desde aquí.
Tenemos por delante un recorrido de unos 800 metros hasta llegar al área recreativa de la Aldea Labrega, siguiendo en todo momento el curso del Rego de Armenteira.
Hasta el área recreativa también se puede llegar directamente en coche por una pista bastante amplia, por ello suele estar bastante concurrida aún por personas que no realizan la ruta de senderismo completa.
La Escuela de Canteros de la Diputación de Pontevedra realizó la recreación en piedra de todos los elementos característicos de la vida rural de principios del siglo XX, como una capilla, un hórreo, horno, crucero y varios animales domésticos.
El lugar es ideal para tomarse un alto en el camino, descansar o aprovechar para comer si seguir la ruta después.
Ahora comenzamos a ascender y el camino ya no es tan sencillo y cómodo como hasta ahora, pero eso sí, es la parte mas agreste y sorprendente de todo el trazado. Nos quedan unos 4 kilómetros hasta el final y nos esperan unos 20 molinos (no todos rehabilitados como hemos visto hasta ahora), canales de conducción de agua y un travieso Armenteira que juega entre las piedras a su paso, dejando la quietud y tranquilidad que vimos, de lado.
El final del recorrido será cuando lleguemos al Monasterio de Santa María de Armenteira, cenobio cisterciense del siglo XII que cuenta con hospedería, varios locales de hostelería cerca, jardines y aparcamiento.
Se cree que sus orígenes se remontan al año 1150 cuando lo funda el abad San Ero, del que según cuenta la leyenda, se dice que tras pedirle a la Virgen que le mostrase el Paraíso, se quedó embelesado escuchando cantar a un pájaro durante trescientos años 😮
Pasó a pertenecer a la Orden Cisterciense sobre el año 1162 y se comenzaron obras en el monasterio y la construcción de la actual iglesia.
Se encuentra habitado por monjas cistercienses desde 1989.
En el interior vemos tres naves que se separan con arcos apuntados apoyados en pilares cruciformes con pilastras adosadas.
Las bóvedas de la nave central y el transepto son de medio cañón apuntado.
Sobre el crucero se alza el cimborrio por el que entra la luz hacia el centro. Todo un ejemplo de arte románico sin grandes ornamentaciones y en el que destaca su gran rosetón calado en la fachada.
Su claustro fue construido entre 1575 y 1778, es de forma cuadrada y tiene dos plantas.
Inicio de ruta:
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