Si os acercáis hasta Santiago de Compostela no dudéis en subir hasta el Monte Pedroso y os sorprenderán las vistas a toda la ciudad desde su cima donde se encuentra uno de sus miradores. Pero además esconde muchas cosas más como senderos, parques, historias, lagos...
Está a escasos 7 kilómetros desde el centro histórico y sus antenas de telefonía son visibles desde varios puntos. Hasta allí nos dirigimos, pero cuidado, el gps os llevará por algún camino de tierra fijo 🙈 como nos ha pasado a nosotros, y hay pista asfaltada hasta la cima. Deberéis ir por el barrio de Vidán (enfrente del Hospital Clínico) hasta coger la DP-7803 donde ya está la indicación.
Tiene multitud de senderos para caminar o andar en bici y os encontraréis mucha gente haciendo deporte, sin duda es uno de los espacios verdes más emblemático de la ciudad en el que se incluyen dos parques forestales que luego veremos.
Si lo que queréis es ir haciendo un poco de senderismo, la ruta comienza en Ponte Asén, en el parque de Galeras, y cruza la aldea de Casas Novas, para continuar por el sendero ascendente marcado por el Vía Crucis franciscano de gran interés patrimonial.
Y será justo eso lo que veremos en la cima, una de las estaciones del vía crucis, el Monumento a la Cruz de 1909.
Difícil sacar una foto sin coger alguna de las grandes antenas de telefonía que se encuentran en lo alto 😮
Este monte se salvó de estar lleno de urbanizaciones y edificios ya que está protegido desde hace años para que ningún edificio pueda competir nunca en altura ni en visibilidad con la basílica del Apóstol. Y allí la vemos a lo lejos, que parece una cosa pequeñita en medio de la ciudad.
Desde el propio mirador la vegetación impide ver las vistas, deberemos descender por un camino hacia el Mirador de Santiago a unos 50 metros, que desde unas peñas, es desde donde está sacada esta foto.
En la misma rotonda donde está la gran cruz, termina el sendero del vía crucis que sigue las estaciones desde la falda de la montaña.
En los siglos XV y XVI se comenzaron a construir estas "estaciones" por Europa como alternativa para los peregrinos que no se podían desplazar a "Tierra Santa" para rezar y se le concede a los monjes Franciscanos el derecho de hacerlas dentro de sus iglesias. Sería en el siglo XVIII cuando se extiende a todo templo católico y se fija en XIV el número de estaciones.
La tradición de peregrinar hasta la cima de este monte se remonta al año 1215 cuando Francisco de Asís fue ayudado por un campesino de Santiago de Compostela que vivía en las faldas del monte. Se trata del "Carbonero Cotolay" quien hospedó en su casa cercana a la capilla de San Paio do Monte.
Por eso mismo se construye un primer Vía Crucis en 1667 por órden de los Franciscanos de Compostela desde el convento hasta la ermita de San Paio do Monte. En 1909 se construye uno nuevo mediante subscrición popular desde Santa Isabel hasta la cima del Pedroso siguiendo con la tradición del papa León XIII de situar los homenajes a Cristo en montes elevados.
Se puede leer en la portería del Convento de San Francisco el relato del siglo XVI: "Viniendo nuestro Padre S. Francisco a visitar al Apóstol Santiago, hospedole un pobre carbonero llamado Cotolay, cuya casa estaba junto a la ermita de san Payo, en la falda del monte Pedroso. De allí se salía el Santo al monte a pasar las noches en oración".
Descendemos de nuevo la carretera, y a 2 kilómetros está otro mirador que también se puede ir hasta él por un sendero de poco más de 1 km.
Aquí ya empezamos a comprender que la piedra es la gran protagonista y que de ahí deriva el nombre de "pedroso". Sobre más grandes penedos con formas caprichosas... otro mirador hacia el valle
En la falda del monte se encuentra el Parque forestal Granxa do Xesto, un gran bosque de especies autóctonas y por desgracia algunos aucaliptos, que ocupa una extensión de 100.000 m2 con verdes praderas, aparcamiento, parque infantil, cafetería, fuentes, área recreativa y unos pequeños lagos que son alimentados por minas naturales de agua.
Otro de los senderos habilitados desciende desde la cima y es solo kilómetro y medio, pero si lo hacéis en coche hay que dar mas rodeo para llegar puesto que hay que descender hasta la capilla de San Paio do Monte para volver a subir.
Es una zona super tranquila con muchísimo verde y senderos muy fáciles de recorrer, como el que nos lleva hasta los lagos que están en la parte alta de la cafetería.
Mala pata 😥 hemos tenido, ya que justo esa tarde se declaró un incendio muy cerca y los helicópteros e hidroaviones sobrevolaban la zona y no pudimos acceder a la parte alta. Pero un refresco en la terraza decorada estilo chill out sienta fenomenal. Esta cafetería inició de nuevo su actividad en este año 2020, ya que permaneció cerrada varios años.
Desde aquí se accede a otro de los parques forestales con los que cuenta el Pedroso: el de la Selva Negra
Una antigua finca de 220.000 m2 de superficie arbolada con varios riachuelos que la atraviesan formando humedales muy interesantes. Dispone de un pequeño aparcamiento de tierra justo al inicio del camino, donde esta el panel informativo.
La historia de esta finca comienza en el siglo XVII cuando los vecinos de las parroquias cercanas plantaron robles (carballos) entorno a la fuente de Xián (hoy desaparecida), por iniciativa del ayuntamiento que tenía los derechos de ella compartidos con el Convento de Santa Clara. En ella había cultivos y pastos para el ganado cuyos labradores pagaban a las monjas por su uso.
En el siglo XIX pasó a ser de propiedad privada siendo sus últimos propietarios un matrimonio cubano que construye en 1960 un lugar para el descanso los fines de semana con un pequeño estudio de música, ya que la mujer era una prestigiosa pianista. Hoy en día se pueden ver las ruinas de esta construcción y una fuente de piedra de dos caños.
En el año 2007 pasa de nuevo a ser propiedad municipal y se realizan labores de acondicionamiento como espacio público, eliminando especies invasoras como acacias y eucaliptos, sustituyéndolas por autóctonas. Actualmente es la zona de todo el Pedroso donde hay mas arbolado con algunos carballos de gran porte. Está catalogado como Área de Especial Interés Paisagístico (AEIP).
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