Lo mas frecuente es encontrar los senderos o "sendas azules" en las zonas de costa, pero en esta ocasión lo tenemos en el interior, en la provincia de Pontevedra, se trata de la Senda Azul del río Verdugo en Ponte Caldelas.
¿Y cómo un sendero azul en una zona interior de río? Pues nada más y nada menos que porque se dirige a la única playa fluvial que tiene el galardón de Bandera Azul de Galicia y de las pocas de España. La playa fluvial de A Calzada. De hecho, la primera vez que fue galardonada, fue en el año 2015 y era la única de toda la península.
Desde entonces ha ido repitiendo año tras año, e incluso en este año 2020, lo ha vuelto a obtener y mientras tenga dicha distinción, seguirá siendo senda azul, si no podría ser tranquilamente senda verde, y ya veréis por las fotos, por qué lo digo.
Este paseo comienza en el mismo casco urbano de la localidad, desde las instalaciones del balneario viejo, caminamos al borde del río Verdugo hasta la playa fluvial da Calzada, siendo el recorrido de 1,350 kilómetros, pudiéndose ampliar hasta los Pasos da Fraga donde enlaza con otras rutas que son la de "As Almiñas" y la del "Foxo do Lobo".
Es una zona de frecuentes inundaciones, por lo que en tramos hay ruta alternativa para realizar el recorrido por carretera en zona más elevada. Esta vez tuvimos la suerte de poder hacer todo el camino junto al río, que para mí, es mucho mas bonito.
Atravesamos por debajo el puente de piedra del siglo XVI por el que pasa la carretera PO-255, que consta de cuatro arcos de medio punto y en él se libró una batalla histórica contra las tropas francesas durante la Guerra de Independencia de 1809. A pocos metros vemos una antigua construcción en piedra en la otra orilla de la que sale un caudal de agua importante en forma de cascada. Lo primero que pensamos es en un molino, pero la vegetación nos impide verlo bien. Indagando sabemos que se trata de la antigua "fábrica de luz" que en 1907 Clotilde Fernández Orge montó en el molino de su abuelo. Gracias a ella, Ponte Caldelas fue uno de los primeros pueblos de Galicia en tener luz eléctrica y de ella también deriva el nombre de la playa: calzada o presa, que se construyó junto al canal de conducción de agua hasta la misma. Funcionaba como aserradero de madera de día y fábrica de luz de noche.
Entre verdes y más verdes vamos avanzando sorprendidos cada vez más por todo este regalo de la naturaleza, hasta llegar al "monumento al pescador" situado en la parte superior del paseo.
Obra realizada en bronce y cobre por el escultor Carlos Tesouro en 2006 en homenaje a todos los pescadores del río Verdugo e inaugurada coincidiendo con la Festa da Troita (fiesta de la trucha).
El viejo canal que conduce el agua hasta el aserradero, va perdiendo agua a su paso, dejando unas tomas realmente espectaculares.
Y llegamos a la playa fluvial que digna de los reconocimientos que le han dado, cuenta con todos los servicios para pasar un día estupendo en familia. Aguas cristalinas, distintas zonas de baño para adultos, niños y mascotas, socorristas, parque infantil, parque biosaludable, amplia zona arbolada con mesas, bancos de piedra y bar merendero.
Recibe gran afluencia de público en verano por sus cómodas instalaciones y por su amplia zona de aparcamiento, pudiendo llegar hasta la misma playa en coche. Eso sí, cuando hicimos la última visita en junio del 2020, la carretera de acceso estaba cortada teniendo que dejar el vehículo al principio del paseo y acercarse andando. Suponemos que serán normas nuevas como consecuencia de la #nuevanormalidad tras la pandemia del Covid-19.
la playa tiene unos 250 metros de longitud, la zona de baño en la presa está delimitada por boyas de señalización, cuenta con varias escaleras para facilitar la salida del agua, y los mas pequeños en la piscina situada en la parte baja de la misma, se lo pasan fenomenal.
Adentrándose en la zona del merendero veremos pasar el Rego de Porta Muíño separando con un puente de madera otro espacio ajardinado con mesas para jugar al ping pong y red para badminton.
Desde aquí se continúa el sendero río arriba hacia los pasos de Porto de Abaixo, los de A Fraga y Portasouto que son unos 8 kilómetros más. A nosotros nos fue imposible realizar mas camino ya que como había llovido el día anterior, el camino estaba bastante impracticable y no llevábamos el calzado impermeable adecuado.
Hacemos ahora el camino de vuelta por carretera que está en la parte elevada y así no repetir. Como veis es un agradable y cómodo paseo que invita a desconectar y descansar en cualquiera de sus rincones.
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