Vamos a aprovechar nuestra corta estancia por la comarca de Sarria para conocer el municipio de Samos a tan solo 12 kilómetros de la capital, siendo nuestro principal objetivo conocer su gran Monasterio benedictino, insignia de la villa.
La carretera que seguimos es la que se dirige a Pedrafita do Cebreiro coincidiendo en algunos tramos con el Camino Francés a Santiago de Compostela que los peregrinos aprovechan para hacer parada en el hospedaje ofrecido por los monjes, aunque también hay bastantes opciones más en Samos.
El río Sarria o Oribio, como también se le conoce, nos acompaña a nuestra derecha como marcando el camino a seguir entre verdes valles donde parece que las praderas no tienen fin y frondosos bosques con el roble (carballo) como protagonista. Y así podemos ver antes de entrar en el pueblo, una gran área recreativa donde se encuentran las piscinas municipales.
Como las visitas a la abadía son guiadas y a unas horas concretas, hacemos tiempo dando un paseo a orillas del río antes de entrar en el centro de la villa. Para ello descendemos por un camino que encontramos junto al Monumento al Peregrino
lo seguimos unos 300 metros hasta que nos encontramos con cierres de fincas particulares y no tuvimos mas remedio que dar la vuelta, pero las aguas cristalinas y con un aspecto impresionante de frías, nos relajaron bastante aunque no vimos a las reinas de la gastronomía en la zona: la trucha y la anguila que se crían en este río y sirven y sirvieron de sustento a sus habitantes.
continuamos caminando ahora por la avda. de Compostela y nos detenemos en el ayuntamiento ya que desde su balcón hay una buena vista al edificio del Monasterio y justo enfrente el Palco Municipal que data de 1953
A pocos metros nos hallamos delante del majestuoso edificio del Monasterio de San Julián de Samos
Sus gruesos muros de piedra, sus remates en pizarra, su organizada estructura, sus geométricas ventanas... ya nos hemos enamorado del edificio y ¡aún no lo conocemos por dentro! 🙆♀
Como os he comentado, las visitas al interior son guiadas por uno de los monjes que lo habitan y a unas horas concretas dependiendo del día de la semana. Nosotros fuimos un domingo por lo que las horas eran: 12:45, 16:30 y 17:30. Nos apuntamos a la primera y así dejar el resto del día para conocer los alrededores siguiendo los senderos fluviales con los que cuenta el concello.
Estamos en el Monasterio habitado más antiguo de España y se respira silencio y paz por todos lados. La Fachada barroca de la iglesia sorprende por su terminación en recto careciendo de torres con una imagen central de San Benito, las de San Julián y Santa Basilisa en el plano superior y una gran escalinata de piedra del siglo XVIII.
La portería está al lado de la iglesia, la entrada son 5€ por persona y tienen una pequeña tienda donde puedes adquirir productos con el nombre del monasterio porque son elaborados fuera y ellos los venden, como chocolate, pastas, camisetas y otros souvenirs.
Después de unos minutos en esta estancia, comenzamos la visita:
Primero accedemos al Claustro del Padre Feijóo que se comenzó a construir a finales del siglo XVII siendo uno de los más grandes de España. Consta de 3 pisos y en el centro del jardín una gran escultura del Padre Benito Jerónimo Feijóo del escultor Francisco Asorey con tres tipos de granito.
Antes de continuar os aclaro que las pocas fotos que pude hacer del interior han sido deprisa y corriendo, tal cual nos llevaba "nuestro guía" ⏳
Claustro de las Nereidas, Claustro Pequeño o Claustro Gótico
Es mas pequeño y para mi gusto mas coqueto. Data del siglo XVI a excepción del último piso que es del XVIII, fue construido sobre las ruinas de otro anterior románico destruido por un incendio en 1534. En el centro destaca una bonita fuente barroca obra del Padre Juan Vázquez miembro de la comunidad.
Desde él se accede a las dependencias de la comunidad como la cocina, refectorio y biblioteca que no son visitables. Destacar que su Biblioteca es de gran interés por la gran cantidad de obras que posee a pesar de haberse destruido bastantes en el incendio de 1951.
Aquí está una de las pocas cosas que resistió al fuego, es la Portada Románica del siglo XII que era una entrada a la iglesia.
Subimos a la planta superior del Claustro grande a través de la Escalera neogótica de piedra que la construyó un monje de la comunidad en sustitución a la anterior que se quemó en el incendio de 1951.
Y en el primer piso del Claustro nos comentan cada una de las Pinturas murales que podemos apreciar de varios estilos y autores sobre la vida de San Benito, que se comenzaron a partir de 1957 tras quemarse también en el incendio los cuadros que adornaban sus paredes.
Con vivos colores y bastante realismo se representa el nacimiento de San Benito, la curación de un endemoniado, de un leproso o el retrato del Padre Mauro entre otros.
También se puede ver una exposición de fotografías del Monasterio cuando ardió en el gran incendio que nos dan una clara visión de como quedó todo desolado y por ello ha tenido que reconstruirse en su gran parte.
Sacristía y el Signo que es el nombre que se le da a esta estancia por la señal que se hace al ser la entrada a la iglesia. Su bóveda es del siglo XVI, su fuente policromada que era el lavatorio de manos, es barroca y varios frescos decoran sus paredes.
La sacristía del siglo XVIII es de planta octogonal y tiene una gran cúpula que se puede ver desde el fuera como un cimborrio. En el centro hay una mesa del siglo XVIII de diseño también octogonal.
Iglesia monacal
Amplia y muy luminosa es del siglo XVIII con planta de cruz latina, consta de tres naves siendo la central de mayor altura y anchura donde se situaba el coro cuya sillería se trasladó al presbiterio en 1970. Una gran cúpula destaca en el crucero.
Destacan sus esculturas y retablos con obras de Francisco de Moure y José Ferreiro con mención especial a las de la Inmaculada, San Juan Bautista, la Virgen Dolorosa y San Julián; sin olvidarnos de su gran órgano con casi 4000 tubos siendo uno de los mayores de Galicia.
Y concluimos nuestra visita al interior de esta abadía cuyos orígenes se remontan al siglo VI, que fue
renovado por San Fructuoso en el VII, abandonado tras la invasión musulmana, en el X sus monjes fueron expulsados y ocupado de nuevo con una comunidad bajo la regla de San Benito, en el XII se sumó a la reforma cluniacense, en el XVI sufre un gran incendio y tiene que reconstruirse, expulsados los monjes de nuevo en 1836 con la desamortización de Mendizábal que regresarían en 1880 y en 1951 sufre otro gran incendio tras el cual se reconstruye de nuevo.
Aunque Samos es conocido por su Monasterio tiene más cosas que ofrecernos como el Paseo del Malecón que nos lleva hasta la Capilla del Salvador o del Ciprés que es prerrománica del siglo IX. Se trata de un agradable camino por la margen derecha del río Sarria que parte del puente sobre la carretera que atraviesa la villa.
Todo está muy cuidado y conservado y da gusto verlo así de bien ya que es uno de los tantos recursos turísticos que tiene la zona. Bueno, siempre se encuentra alguna "aberración" motivo del síndrome del ladrillazo que tenemos en Galicia 😑 como es el caso de este viejo molino que vemos a nuestro paso, que suponemos que formaría parte del servicio de los religiosos, rematado de esta manera... juzguen ustedes mismos, señores!
y eso que he recortado la foto porque chirriaba demasiado.
A unos 250 metros, rodeada de un área recreativa y zona fluvial para el baño, está la pequeña capilla de estilo mozárabe. Sobria y humilde construida con losas de pizarra, tiene una puerta lateral con un hermoso arco de herradura. Se trata probablemente de una antigua celda monástica.
y pegadito está el gran ciprés milenario de 25 metros de altura con una gran herida de guerra. Si, esa mancha negra que se aprecia es como consecuencia de la caída de un rayo, aunque existe otra versión que dice que la herida fue ocasionada al tratar de eliminar un panal de abejas.
Sea como fuere, el entorno es espectacular.
Regresamos hasta nuestro punto de partida para continuar con la ruta que dejamos a medias antes de la visita al interior. La Ruta circular do Mosteiro en la que veremos el edificio desde otra perspectiva, además del acueducto que servía para llevar agua hasta su interior y que fue reconstruido en el 2004.
Desde este lado es donde se obtienen las mejores vistas de todo el Monasterio, al menos a mí es la parte que más me ha gustado.
Y hasta aquí nuestra visita a la villa de Samos, hemos pasado un día de lo más entretenido y marchamos con una impresión mucho mas positiva de lo que nos esperábamos encontrar.
Bueno, añadir que naturalmente que hemos comido a lo largo del día 🍲 y como os he indicado antes, hay muchos lugares donde hacerlo ya que estamos en el Camino de Santiago, pero os contaré el que hemos elegido.
Se trata del Hotel Restaurante A Veiga a las afueras del centro y con vistas al río desde su comedor. Amplia carta incluso con menú del día con precios nada desorbitados, una decoración cuidada y ... hemos probado las famosas anguilas del Sarria 😄 que además nos las han puesto de tapa como entrante, riquísimas. Os lo recomiendo.
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