A veces los destinos que encuentras en tu camino por casualidad, son los que más te sorprenden. Ese es el caso de la Ermita de San Cristovão en San Julián de Freixo, en lo alto del Monte San Cristovão.
La carretera de subida al monte la encontraremos desde la N-308 de Feira a São Bento, una desviación indicada que deberemos coger hasta ascender a la cima.
Allí nos encontraremos en primer lugar con un área recreativa compuesta por una sencilla capilla de piedra, se trata de la Capela de São Silvestre, dos palcos también de piedra y un escenario cubierto que se utiliza en días de romería. Todo forma parte de una amplia zona ajardinada con aparcamiento, mesas, bancos y barbacoas para disfrutar de una buena comida campestre.
Pero si esta parte nos ha gustado, aún falta lo mejor. Ascendiendo por la pista que se encuentra en la parte posterior de la capilla, llegaremos a un promontorio rocoso sobre el que se halla un recinto amurallado circular.
Deberemos de dar toda la vuelta para encontrar la entrada al recinto por unas estrechas y empinadas escaleras de piedra que rematan en una verja metálica.
Tras ella está la ermita de São Cristovão (San Cristobal), recogida y amparada por el alto muro circular que la rodea.
Es una construcción del siglo XVII edificada sobre otra mas antigua y como es normal en ese tipo de ermitas aisladas en lo alto de los montes, sus muros actúan de defensa.
Su puerta la encontramos cerrada y solo pudimos ver su parte exterior. Al parecer solo se abre el día de la gran romería que se celebra cada 25 de Julio.
Varios caminos tenemos para escoger en el descenso por el monte para hacer más entretenida nuestra visita.
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