Nos acercamos hasta el concello de A Lama a los pies de la Serra do Cando, y es en O Pelete donde comenzamos un día invernal para ver nuestros ríos en su máximo esplendor discurriendo montaña abajo entre barrancos escondidos, mostrando sus mejores galas en forma de cascadas.
En nuestra tierra gallega las conocemos con el nombre de "Fervenzas" aunque hay otras denominaciones según donde nos encontremos. Así es de variada nuestra Galicia!.
Bueno, voy a dejarme de rollos y... al camino!
La primera que vamos a conocer es la Fervenza de Fírveda en el pueblo del mismo nombre y con una impresionante caída de agua de 15 metros sobre el río Verdugo.
Para llegar hasta ella tendremos que adentrarnos por un sendero que parte de una fuente pública que hay en el pueblo, ahí ya tenemos la primera indicación. El coche deberemos dejarlo en cuanto vemos las primeras casas ya que luego se estrecha bastante. El camino discurre entre muros de piedra entre fincas y no es demasiado fácil y además nosotros encontramos un gran tronco de eucalipto que lo atravesaba y tuvimos que sortearlo con alguna dificultad, pero siempre digo lo mismo, vale la pena y tan solo son unos 300 metros.
Si no lleva demasiada agua hay posibilidad de subir entre rocas a su parte alta donde el río forma unas pequeñas pozas.
Regresaremos por el mismo camino hacia nuestro aparcamiento para seguir al Verdugo a unos dos kilómetros río abajo, aunque por carretera deberemos de recorrer un poco más. Pasamos O Pelete y en la carretera que va hacia O Toxal, un puente en la carretera atraviesa el río que forma unas pequeñas caídas de agua en forma semicircular, pero la gran cantidad de agua que bajaba nos impidió acercarnos más para conocer el lugar. Es la llamada Fervenza de Seixido.
Seguimos la carretera y pasando el pueblo de Seixido nos incorporamos a la PO-240 hacia la derecha 3,5 kilómetros hasta ver una desviación a la derecha que nos indica Abelaído. Deberemos tomarla y aparcar al inicio de las casas, antes de que se vaya estrechando más la carretera que además no tiene salida.
Aquí empieza lo complicado, el río Verdugo baja encajado entre rocas formando sucesivas pozas y pequeños saltos de agua. Debemos buscar un camino a nuestra derecha para bajar, pero aviso que no es sencillo, no está señalizado y hay que buscarse un poco la vida entre ramas, piedras y árboles.
Son las Fervenzas de Abelaído y al otro lado del río hay una minicentral y un los restos de un poblado abandonado, pero hay que acceder por una pista forestal cerca del pueblo de O Toxal.
Llega la hora de comer y buscamos un lugar que nos quedase de paso a nuestro siguiente destino, así escogimos el área recreativa del Santuario de Nosa Señora das Ermidas con una gran carballeira en la que cobijarnos cerca del pueblo de A Moa. En el enlace azul podréis ver el lugar con más detalle.
Una vez repuestas las fuerzas, es hora de seguir ruta, y siguiendo la misma carretera nos encontramos con el pueblo de Liñares donde nos espera una senda para conocer fervenzas, un antiguo puente de gran belleza y una minicentral.
Primero nos vamos a dirigir a la Fervenza de Liñares y para ello cogemos una desviación a la derecha que veremos antes de entrar en el pueblo que nos lleva hasta la minicentral. Es aconsejable dejar el coche antes, en el cruce de caminos donde está la indicación del sendero.
Aquí el río Xesta se lanza varios metros en picado entre las piedras hasta juntarse con el río Parada, juntos le darán nombre al río Oitavén.
Hay dos opciones, una senda hacia la izquierda que nos lleva a la parte superior de la cascada siguiendo un canal de agua, y hacia la derecha para verla en todo su esplendor pero desde lejos. Si lo que queremos es bajar a los pies de la misma deberemos buscarnos un poco la vida por algún camino de los que vemos a nuestro paso, pero no es fácil.
Subiremos y seguimos la pista forestal para ir hasta la mini central donde el río va más pausado e incluso hay una presa.
Una vez explorada la zona, regresaremos para coger el coche e ir hasta el Puente de Liñares en la zona conocida como Portela Cavadiña.
Para llegar hasta él tendremos que coger una corredoira entre fincas desde el mismo pueblo que desemboca en parte de lo que fue la Camino Real que lleva hasta Cortegada.
No pudimos hacerle demasiadas fotos al puente porque justo en cuanto llegamos empezó a llover de una forma increíble. Menuda mojadura!!
El puente es de un solo arco de unos 8 metros de altura y todavía se conserva por encima su calzada original. Una inscripción en uno de sus sillares nos informa que fue construido en el año 1794, coincidiendo con el resurgimiento de la zona como consecuencia de las mejoras agrarias y el comercio.
En este punto comienza y finaliza una ruta circular de 7 kilómetros denominada "Tralos pasos do río Xesta" que recorre toda la zona.
Y el día ha llegado a su fin, solo queda regresar a casa con el sabor de boca dejado por todo lo recorrido.
Mapa de la ruta:
En nuestra tierra gallega las conocemos con el nombre de "Fervenzas" aunque hay otras denominaciones según donde nos encontremos. Así es de variada nuestra Galicia!.
Bueno, voy a dejarme de rollos y... al camino!
La primera que vamos a conocer es la Fervenza de Fírveda en el pueblo del mismo nombre y con una impresionante caída de agua de 15 metros sobre el río Verdugo.
Para llegar hasta ella tendremos que adentrarnos por un sendero que parte de una fuente pública que hay en el pueblo, ahí ya tenemos la primera indicación. El coche deberemos dejarlo en cuanto vemos las primeras casas ya que luego se estrecha bastante. El camino discurre entre muros de piedra entre fincas y no es demasiado fácil y además nosotros encontramos un gran tronco de eucalipto que lo atravesaba y tuvimos que sortearlo con alguna dificultad, pero siempre digo lo mismo, vale la pena y tan solo son unos 300 metros.
Si no lleva demasiada agua hay posibilidad de subir entre rocas a su parte alta donde el río forma unas pequeñas pozas.
Regresaremos por el mismo camino hacia nuestro aparcamiento para seguir al Verdugo a unos dos kilómetros río abajo, aunque por carretera deberemos de recorrer un poco más. Pasamos O Pelete y en la carretera que va hacia O Toxal, un puente en la carretera atraviesa el río que forma unas pequeñas caídas de agua en forma semicircular, pero la gran cantidad de agua que bajaba nos impidió acercarnos más para conocer el lugar. Es la llamada Fervenza de Seixido.
Seguimos la carretera y pasando el pueblo de Seixido nos incorporamos a la PO-240 hacia la derecha 3,5 kilómetros hasta ver una desviación a la derecha que nos indica Abelaído. Deberemos tomarla y aparcar al inicio de las casas, antes de que se vaya estrechando más la carretera que además no tiene salida.
Aquí empieza lo complicado, el río Verdugo baja encajado entre rocas formando sucesivas pozas y pequeños saltos de agua. Debemos buscar un camino a nuestra derecha para bajar, pero aviso que no es sencillo, no está señalizado y hay que buscarse un poco la vida entre ramas, piedras y árboles.
Son las Fervenzas de Abelaído y al otro lado del río hay una minicentral y un los restos de un poblado abandonado, pero hay que acceder por una pista forestal cerca del pueblo de O Toxal.
Llega la hora de comer y buscamos un lugar que nos quedase de paso a nuestro siguiente destino, así escogimos el área recreativa del Santuario de Nosa Señora das Ermidas con una gran carballeira en la que cobijarnos cerca del pueblo de A Moa. En el enlace azul podréis ver el lugar con más detalle.
Una vez repuestas las fuerzas, es hora de seguir ruta, y siguiendo la misma carretera nos encontramos con el pueblo de Liñares donde nos espera una senda para conocer fervenzas, un antiguo puente de gran belleza y una minicentral.
Primero nos vamos a dirigir a la Fervenza de Liñares y para ello cogemos una desviación a la derecha que veremos antes de entrar en el pueblo que nos lleva hasta la minicentral. Es aconsejable dejar el coche antes, en el cruce de caminos donde está la indicación del sendero.
Aquí el río Xesta se lanza varios metros en picado entre las piedras hasta juntarse con el río Parada, juntos le darán nombre al río Oitavén.
Hay dos opciones, una senda hacia la izquierda que nos lleva a la parte superior de la cascada siguiendo un canal de agua, y hacia la derecha para verla en todo su esplendor pero desde lejos. Si lo que queremos es bajar a los pies de la misma deberemos buscarnos un poco la vida por algún camino de los que vemos a nuestro paso, pero no es fácil.
Subiremos y seguimos la pista forestal para ir hasta la mini central donde el río va más pausado e incluso hay una presa.
Una vez explorada la zona, regresaremos para coger el coche e ir hasta el Puente de Liñares en la zona conocida como Portela Cavadiña.
Para llegar hasta él tendremos que coger una corredoira entre fincas desde el mismo pueblo que desemboca en parte de lo que fue la Camino Real que lleva hasta Cortegada.
No pudimos hacerle demasiadas fotos al puente porque justo en cuanto llegamos empezó a llover de una forma increíble. Menuda mojadura!!
El puente es de un solo arco de unos 8 metros de altura y todavía se conserva por encima su calzada original. Una inscripción en uno de sus sillares nos informa que fue construido en el año 1794, coincidiendo con el resurgimiento de la zona como consecuencia de las mejoras agrarias y el comercio.
Y el día ha llegado a su fin, solo queda regresar a casa con el sabor de boca dejado por todo lo recorrido.
Mapa de la ruta:
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