En el barrio vigués de Teis, escondido entre nuevas edificaciones está el único Monasterio de clausura de la ciudad, se trata del de las Salesas Reales, que habitan un edificio singular obra inconclusa del arquitecto Antonio Palacios que pasa totalmente desapercibido cuando nos acercamos por la transitada calle Sanjurjo Badía.
En cuanto nos acercamos a la fachada del edificio, inmediatamente nos recuerda otras obras del arquitecto como el Templo Votivo del Mar de Panxón, el de Veracrúz en Carballiño o el Ayuntamiento de Porriño, pero también es autor de obras como el Teatro García Barbón de Vigo o la Virgen de la Roca en Baiona.
El proyecto inicial consistía en varios pabellones con un gran patio central y una iglesia, pero solo llegó a construirse el primero de ellos en 1942 en granito sin pulir con almenas y arcos de medio punto.
Las monjas Salesas se instalan en Vigo en 1927 en un chalé propiedad de Manuel Bárcena Andrés (primer presidente del equipo de fúlbol -R.C.Celta y II Conde de Torrecedeira) en Montecelo, comprada por la Hermana Margarita que era familiar del rey Alfonso XIII.
La tipo de Clausura de las Salesas es de las más estrictas, la llamada Clausura Papal, no estándoles permitido salir nunca al exterior salvo para acudir al médico y bajo la supervisión de la madre superiora.
En el año 2010 las religiosas existentes en el convento, 9 a lo sumo y de edad avanzada, venden parte de su finca a la sociedad Geriatros para instalar una residencia para mayores, para poder seguir manteniendo la comunidad que hasta esa fecha vivían de la encuadernación y de la venta de flores de su huerta.
Como dato curioso mencionar que en el cementerio que se encuentra dentro del Monasterio está enterrada la duquesa de Santa Lucía, prima de la emperatriz austro-húngara Sissí, que fue una gran benefactora del mismo.
En el año 2017 un suceso salpica la buena imagen de las monjas al verse salpicada una de ellas en un escándalo de estafa de 17.500 euros a la comunidad. La Fiscalía de Vigo pide dos años y medio de cárcel para la administradora del monasterio por un delito continuado de estafa. Era la única monja que podía salir al exterior para hacer recados y encargarse del papeleo.
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