Con una historia de más de mil años, entre bosques de castaños centenarios, en el Cañón del Sil en plena Ribeira Sacra, se asienta el Monasterio románico de Santa Cristina de Ribas de Sil con raíces del asentamiento de eremitas que se refugiaban en las orillas del río Sil.
Hasta este monasterio nos habíamos desplazado hace ya muchos años y aprovechando nuestra visita de nuevo a la Ribeira Sacra a finales de septiembre del 2018, quisimos volver a visitarlo.
Un cartel en la carretera de acceso, al lado del Camping, nos indica que está cerrado por obras durante seis meses.
Decidimos acercarnos a verlo aunque solo fuera por su parte exterior para recordar buenos momentos... pero, la sorpresa fue máxima!
Toda la edificación estaba rodeada de andamios para su rehabilitación, hasta aquí lógico. Pero recordaba un viejo sarcófago situado en un lateral del claustro y no lo localizaba entre todos los escombros tirados sin escrúpulo alguno. Y... allí estaba! formando parte de una zapata de un andamio 😡 Nos hemos quedado estupefactos ante tan poco tacto por parte de las autoridades que permiten esto.
Todos los caminos de acceso a la iglesia y al árbol centenario que está en las inmediaciones, están levantados y sólo se ve cemento y hormigón por todos lados. En fin, esperemos a que finalicen las obras para ver los resultados sin adelantar acontecimientos.
Haremos ahora un repaso de su historia y las fotos que veréis a partir de ahora son de nuestra visita anterior, cuando no estaba en obras.
Su Iglesia data de finales del siglo XII y principios del siguiente. Tiene planta de cruz latina y cabecera con tres ábsides semicirculares que albergan tres capillas. Aquí vemos pinturas de finales del siglo XVI y un altar románico.
En la fachada destaca un rosetón con pequeños arcos que ilumina el templo.
Haciendo ángulo recto con la fachada está la portada de entrada al monasterio mediante un arco decorado con grandes hojas de col y con doble moldura geométrica
Del monasterio solo se conservan dos alas, en las que se abren las galerías del claustro, que corresponde a las reformas del siglo XVI. Desde este se accede a las dependencias monásticas. La primera planta está rodeada por ventanas con asientos o parladoiros. En sus paredes podemos ver lápidas sepulcrales de los abades. Desde una de las estancias pasamos a un balcón con una panorámica del río Sil y del cañón.
Los primeros testimonios escritos que aparecen de este lugar son de finales del siglo X, en las donaciones que se hacen a sus abades y monjes. Desde la primera mitad del siglo XII perteneció a la orden benedictina que construyó el primitivo monasterio y la iglesia. En este lugar los monjes realizaron una importante actividad agrícola con la vid y los castaños.
Fue uno de los más importantes monasterios de la Ribeira Sacra durante la Edad Media, y su decadencia comienza en el siglo XV con la reforma monástica. Desaparece como abadía al convertirse en priorato del Monasterio de San Estevo a principios del XVI, que permitirá la reconstrucción del claustro y la decoración de los ábsides de la iglesia con frescos.
En él solo permanecerá el prior y algún monje hasta la Desamortización en 1835 a partir de la cual pasa a manos particulares y se convierte en granja de labor.
Situación:
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