El Cable Inglés y Cable Alemán, el cable telegráfico submarino en Vigo


En los jardines cercanos a la Estación Marítima de Vigo encontramos tres grandes círculos en el suelo que desde el año 2014 cuentan con unos paneles informativos, se trata de los antiguos silos del cable que la empresa El Cable Inglés tenía en la ciudad.

Esta empresa británica, Eastern Telegraph Company Ltd., se estableció en Vigo en 1873 atraídos por su puerto de abrigo ideal para sus barcos especializados, instalando una nueva estación internacional de telegrafía submarina. Tuvo una gran importancia en las comunicaciones mundiales, además de una gran notoriedad social ya que influyó desde el deporte local hasta las costumbres en nuestra ciudad. A través del cable comunicó desde Lisboa hasta Brasil por el sur y hacia Asia penetrando por el Meditarráneo; atravesaría el Canal de Suez y el Golfo Pérsico hasta llegar a Bombay en la India y la línea continuaría hasta Australia y Nueva Zelanda.


Este hecho convertía a Vigo, durante más de 50 años, en la puerta de entrada y salida de comunicaciones entre la Europa continental con el resto del mundo, convirtiéndola en la ciudad española mejor comunicada.
Esta conexión por cable submarino no fue la primera que se hizo en Vigo ya que 10 años antes ya se había conectado la ciudad con el lazareto de la isla de San Simón.
Sería el buque cablero "Minia" el encargado de tender el cable submarino entre Vigo y Porthcurno en Inglaterra, donde se encontraban las oficinas centrales de la compañía.


En miles de cablegramas figuraban al comienzo del escrito las palabras "Vía Vigo", ya que las noticias de una buena parte del mundo pasaban por nuestra ciudad antes de llegar al Reino Unido.





La empresa instaló su primera oficina en la Calle Real número 20, después pasaría a la Calle del Príncipe número 34, posteriormente a la Casa Bárcena en la calle Velázquez Moreno donde hoy se encuentra el Centro Sociocultural de Afundación, y su última sede sería desde 1949 en la primera planta de un edificio de la Plaza de Compostela donde hoy está el Edificio de Correos y Telégrafos.
Desde aquí se manejaban complejas máquinas y se enlazaban y descifraban las señales recibidas de cuatro cables: el de Londres, Hamburgo, Gibraltar y Lisboa.
Sus cerca de 15 empleados hacían turnos de mañana, tarde y noche con puestos como técnicos, contables, ordenanza, telegrafistas; plantilla muy inferior a la que contaban sus antiguas oficinas  de la calle Velázquez Moreno.
La empresa siempre destacó por el fantástico trato a sus empleados, elevados sueldos y hasta tenían un edificio en la calle Taboada Leal como residencia.


Detrás de los ingleses llegaron los alemanes en el año 1896, que también abrieron en Vigo una oficina de la empresa Deustch Atlantische Telegraphengesellchaft (D.A.T.) - que se le conocería como Cable Alemán y funcionaba bajo el control de Inglaterra ya que éstos tenían el monopolio de la mayor parte de las líneas telegráficas del mundo.
Ahora serían los alemanes los que se instalarán en Vigo con sus familias y en 1910 construyen una gran casa entre las calles Torrecedeira y Pi y Margall para destinarlo a residencia de sus empleados solteros, mas tarde pasaría a denominarse "el Colegio Alemán" y estaría operativo hasta 1976.
De hecho a día de hoy apellidos alemanes ya forman parte del pasado industrial y comercial vigués como Künne, Vorkauf, Böhme, Kruckenberg, Meyer, Emil von Jess, Steinbrüggen entre otros.

En la fachada de la sede inglesa (calle Velázquez Moreno) estaba ubicado un gran reloj que servía como referencia a todos los vigueses. Sabida es la costumbre inglesa de la puntualidad y para ello la compañía recibía un cable a la oficina cada minuto con la hora exacta, la mayoría de los vigueses ponían en hora sus relojes fijándose en la hora inglesa, de ello deriva la expresión "llevo la hora del Cable".

Sus costumbres fueron transformando la sociedad viguesa de la época, y así fue la primera ciudad de Galicia en tener canchas de tenis y en la práctica del "ping pong", en la costumbre de jugar al rugby, hockey o fútbol, además se celebraban regatas y campeonatos de atletismo en los que participaban con gran rivalidad equipos del Cable Inglés y del Cable Alemán.
En los bajos del Hotel Moderno tenían su club social donde tenían salas de recreo con billares y mesas de ping-pong para los empleados. En la bajada del Monte de O Castro poseían la finca Villa Felisa con una preciosa casa de piedra que utilizaban como residencia y centro social y en la calle Taboada Leal estaban las pistas donde se jugaba a tenis sobre hierba.
Organizaban grandes torneos en los campos de El Relleno que es donde hoy se ubica la Plaza de Compostela.


Durante la I Guerra Mundial la ría de Vigo fue de los primeros lugares de España donde se asentaron agentes del servicio de inteligencia británico.
En 1914 los ingleses cortaron el cable Vigo-Edem a la altura del Canal de la Mancha, siendo el buque cablero "Stephan" que se encontraba en la ría, el que permitió la continuidad de la señal con la estación radiotelegrafía que llevaba a bordo.
Fue durante este periodo cuando los alemanes montaron en el Monte de O Castro una estación de radiotelegrafía.

Con la llegada de la Guerra Civil española, los nacionalistas secuestraron el tráfico internacional del cable y solo se permitía la comunicación telegráfica dentro de España, aprovechando así para ocupar las oficinas de la compañía para transmitir sus propias comunicaciones externas. No sería hasta finalizar la guerra, en mayo de 1939 cuando se reabren las oficinas del Cable Inglés ya en las oficinas de Correos y Telégrafos de la Plaza de Compostela.

Acaba la Guerra Civil pero comienza la II Guerra Mundial los alemanes usaron los cables submarinos ingleses para enviar mensajes cifrados a Japón haciendo escala en más de doce estaciones y como remitente figuraba el Ministro de Asuntos Exteriores del Reich alemán Her Von Ribbentrop. Su objetivo era tender lazos germano-japoneses que apoyasen la política de expansión europea planeada por Adolf Hitler.
Ambos países intentaban controlar el flujo de las comunicaciones del enemigo, por ello cortaron el cable y desde las oficinas de Vigo ya no se transmitía información quedando relegada los servicios secretos de ambos países.
P. Mann -Mr. Mann-, fue uno de los oficiales británicos empleado en la oficina de Vigo que la compañía dejó durante la guerra, debido a ello fue sospechoso de informar de la entrada de submarinos alemanes a las costas gallegas cuando trabajaba para el Servicio de Inteligencia Británico, pero al finalizar la guerra le impusieron la Medalla de la Orden del Imperio Británico.
Mann formó su familia en la ciudad y se quedó a vivir en Baiona hasta su fallecimiento en 1985.

La empresa llegaría a su fin en el año 1969 cuando cierra como consecuencia de la aparición de otros cables submarinos más modernos y el servicio de Telex como nuevo medio de comunicación.

Fuente: "Efemérides del Puerto de Vigo" 11-2014 del Archivo General del Puerto de Vigo.

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