Esta vez seguro que para muchos de vosotros no os descubriré nada nuevo, puesto que se trata de una de las rutas más conocidas y publicitadas de la provincia de Pontevedra, concretamente nos encontramos en la comarca del Baixo Miño, se trata del sendero "PR-G94 Muíños do Folón e do Picón" y que nosotros hemos ampliado un poco más para conocer los Muíños do río Da Cal.
Nuestra primera vez por este lugar fue en el año 2013 un mes antes del gran incendio que asoló la zona en verano y que gracias a los vecinos no afectó a los molinos, pero gran parte de bosque se vio afectado. Como en muchas ocasiones sucede en Galicia, se trataba en gran parte de eucalipto y pino, lo que propició la extensión de las llamas.
Esta vez, 5 años después, la zona está bastante cambiada en cuanto a vegetación, se han talado todos los árboles quemados y todavía se pueden ver pinos jóvenes en crecimiento. Lo que más nos ha llamado la atención, es el acceso a una de las Pozas del río da Cal, que era entre un denso bosque donde apenas se veía luz del día y ahora su camino es de matorral bajo y totalmente despejado.
Desde el centro mismo del ayuntamiento de O Rosal, no tiene pérdida, está muy bien señalizada aunque hay varias formas de llegar al aparcamiento que es el punto de partida, al lado del Muíño das Laxes en el que se encuentra la oficina de información turística. Aquí ya empezamos a ver los primeros cambios, una gran explanada de tierra sin más en la que cada uno aparcaba según llegaba, la han convertido en una bonita área recreativa con mesas en piedra y baquelita, aseos, fuentes, lavaderos y un espacioso aparcamiento señalizado. Todo super cuidado y hasta había papel secamanos!
Siguiendo las señalizaciones comenzamos a ascender por el margen izquierdo del río con alguna pequeña dificultad debido a las abundantes lluvias de días pasados que hacen que el agua surja por todos lados en forma de pequeños regatos, pero nada que no se pueda solventar saltando.
El primer grupo de molinos que nos encontramos son los de Padín, luego los de Maceira y en la parte más alta y los más espectaculares los de Folón. Cerca de cuarenta molinos en total hasta llegar al mirador de Chan da Cereixeira a unos 300 metros de altitud con unas espectaculares vistas al valle, a todo nuestro camino andado y a lo lejos el río Miño y el monte de Santa Tecla en A Guarda.
Seguimos ascendiendo hasta llegar al alto dos Olleiros en el que nos encontramos más molinos y una pista forestal ancha con varios cruces. A la izquierda nos llevará a la capilla de San Martiño, una antigua vía por donde transitaban los carros de bueyes que transportaban el grano para las moliendas y que cada 11 de noviembre se llena de peregrinos para la romería de San Martiño. A la derecha a las pozas del río Da Cal y a los molinos do Picón. Este será nuestro camino de regreso, pero antes seguiremos la pista que vemos enfrente que nos lleva a orillas del río da Cal, afluente del Tamuxe, y que se ha encauzado para formar los regatos de Folón y Picón.
Tras aproximadamente kilómetro y medio de recorrido por esta pista con una subida ligera, ya vemos a nuestra derecha el río en la parte baja de un pequeño cañón formado por las montañas. Más adelante un grupo de molinos conocidos como Molinos do Galán, en diverso estado de ruina, hasta llegar a una pequeña presa con un paso habilitado para cruzar a la otra orilla del río y seguir por diversas pistas forestales río abajo para admirar varios saltos de agua que forma a su paso.
Una vez tomamos un pequeño descanso, comenzamos a desandar nuestros pasos por el mismo camino hasta llegar al cruce de pistas que hemos dejado en el alto dos Olleiros. Ahora se lleva mejor que es cuesta abajo 😃 Otra vez situados en el cruce, continuamos de frente para ver una bonita poza que es muy utilizada para el baño en época estival.
Regresamos ahora para descender ya hacia los molinos do Picón por el sendero marcado. Éstos no son tan espectaculares como los anteriores do Folón pero no dejan de tener su encanto, son unos 30 molinos más, algunos además tienen anexo una estancia a modo de almacén que se utilizaría para resguardar a los animales.
Siempre se ha oído hablar que estos molinos pertenecían a los monjes del Monasterio cisterciense de Santa María la Real de Oia, pero en realidad, en toda la bibliografía del monasterio no aparece ningún documento que lo refleje.
La senda ya nos deja directamente en la carretera y siguiendo el descenso nos llevará a nuestro punto de partida, el aparcamiento y el área recreativa.
Total recorrido 5,70 kilómetros que se han llevado muy bien disfrutando del paisaje a pesar de la pendiente subida del principio.
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