Castro Laboreiro, esta localidad perteneciente al ayuntamiento de Melgaço, encierra grandes bellezas y tesoros escondidos enclavados en pleno Parque Nacional de la Peneda-Gerês.
En gran parte conocido por su viejo castillo situado a más de 1000 metros de altitud, también podemos ver un hermoso puente medieval sobre el río Laboreiro que forma unas hermosas cascadas en un encajonado valle con fuertes pendientes hacia la sierra.
Escoger un día entero para pasar en este pueblo sería la opción más correcta, no nos sobrará el tiempo, quizá nos faltará, eso seguro. Paseos, senderismo, montaña, río, vistas y por supuesto, todo aderezado por una exquisita gastronomía. Totalmente recomendable el Bacallao a Broa, que si bien es sabido que el bacalao en Portugal es impresionante, esta forma de prepararlo en la zona no se queda atrás.
Empezamos el plan del día. Primero vamos a visitar el puente y las cascadas, y para ello cogeremos un camino entre las casas a la entrada del pueblo si es que vienes desde Melgaço. Es también la subida al Castelo, aprovecharemos para hacer las dos cosas.
Ponte Velha y Cascata do Laboreiro
Al puente se puede acceder desde la misma carretera que nos lleva hasta el cementerio; han habilitado unas pasarelas metálicas que hacen de mirador sobre la garganta del río y podremos descender y atravesarlo para visitar las ruinas de un molino situado junto al mismo.
Pero para ver bien las cascadas y otros molinos situados en la ladera de la montaña, cogeremos la ruta que va al Castillo y después de pasar el núcleo de casas, tenemos la desviación, a la derecha hacia el castillo y a la izquierda hacia las "fervenzas".
En apenas un kilómetro por un ancho sendero entre tierras pedregosas, llegamos hasta el precipicio donde unas grandes rocas nos hacen de mirador natural sobre un paraje que nos dejará con la boca abierta un buen rato. El rugir del agua, las grandes pozas que forma a su paso, las cascadas, y los viejos molinos con un estrecho y pendiente sendero de acceso, nos obligan a sentarnos un buen rato y relajarnos con tanta belleza natural.
Desandamos ahora nuestro camino hasta el cruce anterior y ahora nos dirigimos hacia el "Castelo"
Castelo de Laboreiro
Una gran fortificación medieval que vemos allá en lo alto y que debemos coger fuerzas para subir. El camino está bien señalizado y nos va recordando con postes de señalización, cuanto hemos andado, cuanto nos falta para llegar y la altitud que vamos cogiendo.
Se conservan parte de sus murallas, 2 de sus puertas de acceso, y en su interior los vestigios de lo que fue el aljibe, caballerizas para animales, algunas construcciones para la tropa y una segunda división interior con un arco de acceso hacia lo que sería la zona de aprovisionamiento y resguardo de ganado en caso de saqueo.
Fue fundado en el año 955 por São Rosendo, gobernador del valle del río Lima, por orden de Ordoño III, rey de León. Fue conquistado por D. Afonso Henriques, reedificado por orden de D. Dinis y finalmente abandonado en 1715.
Según recogen unos documentos de 1509, el castillo constaba de cinco torres cuadradas además de la torre central.
A medida que vamos ascendiendo, más impresionantes son las vistas hacia el pueblo y toda la sierra. El acceso a su interior lo haremos por un estrecho pasadizo formado por dos grandes rocas por la "Porta do Sapo" cuyo sombre se debe a la forma caprichosa que tiene una peña cercana.
Ya en el interior, en la parte norte que es la más elevada, nos encontramos en lo que fue en su día el recinto militar con los restos de la torre del homenaje, la plaza de armas y el aljibe.
Y accedemos por el arco central de los restos de la muralla divisoria hacia la parte sur, donde tenemos otra de las puertas de acceso al recinto y que también es otro de los accesos al mismo que el estrecho sendero nos llevará de nuevo al pueblo si no queremos repetir itinerario.
Situación del sendero con el cruce de caminos hacia las cascadas y el castillo:
En gran parte conocido por su viejo castillo situado a más de 1000 metros de altitud, también podemos ver un hermoso puente medieval sobre el río Laboreiro que forma unas hermosas cascadas en un encajonado valle con fuertes pendientes hacia la sierra.
Escoger un día entero para pasar en este pueblo sería la opción más correcta, no nos sobrará el tiempo, quizá nos faltará, eso seguro. Paseos, senderismo, montaña, río, vistas y por supuesto, todo aderezado por una exquisita gastronomía. Totalmente recomendable el Bacallao a Broa, que si bien es sabido que el bacalao en Portugal es impresionante, esta forma de prepararlo en la zona no se queda atrás.
Empezamos el plan del día. Primero vamos a visitar el puente y las cascadas, y para ello cogeremos un camino entre las casas a la entrada del pueblo si es que vienes desde Melgaço. Es también la subida al Castelo, aprovecharemos para hacer las dos cosas.
Ponte Velha y Cascata do Laboreiro
Al puente se puede acceder desde la misma carretera que nos lleva hasta el cementerio; han habilitado unas pasarelas metálicas que hacen de mirador sobre la garganta del río y podremos descender y atravesarlo para visitar las ruinas de un molino situado junto al mismo.
Pero para ver bien las cascadas y otros molinos situados en la ladera de la montaña, cogeremos la ruta que va al Castillo y después de pasar el núcleo de casas, tenemos la desviación, a la derecha hacia el castillo y a la izquierda hacia las "fervenzas".
En apenas un kilómetro por un ancho sendero entre tierras pedregosas, llegamos hasta el precipicio donde unas grandes rocas nos hacen de mirador natural sobre un paraje que nos dejará con la boca abierta un buen rato. El rugir del agua, las grandes pozas que forma a su paso, las cascadas, y los viejos molinos con un estrecho y pendiente sendero de acceso, nos obligan a sentarnos un buen rato y relajarnos con tanta belleza natural.
Desandamos ahora nuestro camino hasta el cruce anterior y ahora nos dirigimos hacia el "Castelo"
Castelo de Laboreiro
Una gran fortificación medieval que vemos allá en lo alto y que debemos coger fuerzas para subir. El camino está bien señalizado y nos va recordando con postes de señalización, cuanto hemos andado, cuanto nos falta para llegar y la altitud que vamos cogiendo.
Se conservan parte de sus murallas, 2 de sus puertas de acceso, y en su interior los vestigios de lo que fue el aljibe, caballerizas para animales, algunas construcciones para la tropa y una segunda división interior con un arco de acceso hacia lo que sería la zona de aprovisionamiento y resguardo de ganado en caso de saqueo.
Fue fundado en el año 955 por São Rosendo, gobernador del valle del río Lima, por orden de Ordoño III, rey de León. Fue conquistado por D. Afonso Henriques, reedificado por orden de D. Dinis y finalmente abandonado en 1715.
Según recogen unos documentos de 1509, el castillo constaba de cinco torres cuadradas además de la torre central.
A medida que vamos ascendiendo, más impresionantes son las vistas hacia el pueblo y toda la sierra. El acceso a su interior lo haremos por un estrecho pasadizo formado por dos grandes rocas por la "Porta do Sapo" cuyo sombre se debe a la forma caprichosa que tiene una peña cercana.
Ya en el interior, en la parte norte que es la más elevada, nos encontramos en lo que fue en su día el recinto militar con los restos de la torre del homenaje, la plaza de armas y el aljibe.
Y accedemos por el arco central de los restos de la muralla divisoria hacia la parte sur, donde tenemos otra de las puertas de acceso al recinto y que también es otro de los accesos al mismo que el estrecho sendero nos llevará de nuevo al pueblo si no queremos repetir itinerario.
Situación del sendero con el cruce de caminos hacia las cascadas y el castillo:
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