Una tarde en "Miranda do Douro", la entrada a los Arribes del Duero (Portugal)


Nos desplazamos esta vez desde Zamora por la carretera de Villalcampo donde después de parar para conocer su embalse y central eléctrica sobre el río Duero seguiremos nuestro camino hasta tierras portuguesas. Por cierto, sabías que al lado del embalse se sitúan las ruinas de la Central Nuclear de Sayago? una central que nunca llegaría a funcionar y ahora se pueden ver los viejos barracones de Iberdrola.

Bien, después de esta curiosidad, nuestra siguiente parada ya será en la llamada Andorra portuguesa por la cantidad de comercios que hay, en la comunidad de Trás os Montes y en el distrito de Brangança. Ahí está justo haciendo frontera con España: Miranda do Douro.

Lo primero que nos encontramos tras descender la estrecha carretera es el río Duero y la presa de Miranda (Barragem en portugués). Aquí comienzan los famosos "Arribes del Duero" -Parque Natural de los Arribes- que es un espacio natural protegido con una belleza ambiental comparable a la de los "Cañones del Sil" que tenemos en Galicia. Había escuchado que toda la ciudad es un auténtico mirador, y no me han exagerado para nada; aunque hay lugares destacados, efectivamente!  toda la ciudad es un auténtico mirador hacia el río y sus desfiladeros. Esta presa fue construida en 1960 y cuenta con unos 200 metros de largo y 80 de altura, y gracias a ella en esta zona el río se puede disfrutar con un crucero ambiental que nos ofrece un paseo fluvial partiendo del embarcadero que nos encontramos en la subida al pueblo. En esta ocasión, como teníamos poco tiempo y lo queríamos conocer todo, pues empezamos a recorrer la ciudad para no perdernos nada.


Vamos en primer lugar a la avenida 25 de Abril, donde están situadas la mayoría de las tiendas para mercadear un poquito a precios muy buenos productos típicos portugueses y restaurantes, que en cualquiera de ellos se come estupendamente y abundante, como suele suceder en la mayoría de los sitios de Portugal. Nos sorprende gratamente la cantidad de gente que había a pesar de ser un día de semana, multitud de hoteles y la mayoría de las cosas orientadas hacia el turismo.
En la parte baja de esta calle ya tenemos un paseo con un bonito mirador con una panorámica estupenda al embalse.

Otra parte importante, o quizá la más importante es la que nos encontramos al otro lado de la plaza do Meninho Jesús, es la parte antigua, la ciudad medieval, en la que veremos su catedral (la Sé), la muralla, las ruinas del Paço Episcopal, el castillo, el ayuntamiento... vamos allá!


Un amplio aparcamiento nos recibe para que dejemos el coche y podamos recorrer todo su casco antiguo a pie para no perdernos nada. A la derecha ya se alzan los gruesos muros del castillo que mandó edificar el rey Dom Dinis allá por el siglo XIII en plena guerra de la independencia y que fue totalmente destruido en 1762 al estallar el almacén de pólvora que allí se alojaba. Solamente apreciamos sus ruinas en las que destacan uno de sus cuatro torreones con los que contaba y en el interior, en el patio de armas, un pozo con una escalera de caracol con 46 escalones por los que se bajaba para coger agua del río Fresno.

Nos adentramos por sus calles empedradas y vemos el ayuntamiento, el Museo de la Tierra de Miranda y la iglesia de la Misericordia. En la plaza de la Cámara Municipal podemos ver dos esculturas de bronce, un hombre y una mujer vestidos con el traje típico regional. La capa que porta el hombre es la llamada "Capa d’Honra" que lo usaban para las ceremonias.


Seguimos caminando y ya nos encontramos con la majestuosa concatedral (antigua Sé) que es visible desde cualquier parte de la ciudad. De estilo renacentista, es mandada edificar en el siglo XVI en granito por  Juan III de Portugal y fue terminada a principios del siglo siguiente, conservando su condición de sede episcopal hasta 1780 (año en el que la sede de la diócesis es trasladada a Braganza), pasando así a ser Concatedral.


En su interior destaca el retablo mayor del siglo XVII obra del maestro gallego Gregorio Fernández, y el órgano del siglo XVIII.
Formando parte del conjunto catedralicio están las ruinas del Paço Episcopal construido en el año 1616 por orden del Obispo D. Diogo de Sousa. Actualmente vemos la reconstrucción de las ruinas de lo que en su día fue algo grandioso. Restos del claustro, y en la entrada vemos un monumento con los nombres de los obispos que por allí pasaron. Unos cuidados jardines y fuentes completan el conjunto.



Siguiendo por sus empedradas y cuidadas calles llegamos a las murallas que junto con el castillo cobraron una vital importancia hasta el siglo XII por su situación fronteriza.
En el siglo XVI la villa ganó la categoría de ciudad y aquí se estableció la sede del obispado de Tras-Os-Montes. Fue esta una época de esplendor y prosperidad para Miranda.
Tenía forma rectangular englobando todo el casco histórico, con varias puertas siendo la más importante y aún conservada, la Puerta de la Villa.
Se puede acceder a ellas libre y gratuitamente, eso sí, abstenerse personas con vértigo!


Otra de las puertas de la muralla nos lleva directamente hacia el aparcamiento, por lo que cogemos el coche y nos dirigimos ahora a la parte baja de la ciudad para conocer el Parque Urbano del río Fresno.
Un área muy acogedora donde el río se encuentra embalsada para poder disfrutar de la práctica de deportes acuáticos, con cafetería, aparcamiento, zonas verdes, parque infantil, restos de un viejo molino, puentes y una pequeña ruta de 2,300 kilómetros que hicimos rodeando todo el conjunto para conocerlo bien. Es una maravilla! os dejo unas fotos y me comprenderéis.




Seguimos las indicaciones de la amable guía de la oficina de turismo, cogemos el coche y nos dirigimos hacia Aldeia Nova a escasos 9 kilómetros del centro de Miranda, para conocer el Mirador de São João das Aribas con su pequeña ermita en lo alto y restos de un castro.


Un lugar estupendo para contemplar el cañón que forma el río Duero en todo su esplendor. No os olvidéis que estamos en el Parque Natural de los Arribes del Duero! y desde aquí las vistas son privilegiadas. Aprovechamos para descansar un rato ya que los más pequeños se cansan de tanto "turisteo", y aquí es el lugar ideal, con mesas, fuente, sombras...
La pequeña ermita de paredes blancas corona todo el conjunto y unos caminos de tierra nos llevan hasta el mirador y las excavaciones del castro.



Espero que os haya gustado tanto como a mí este estupendo día por tierras mirandesas.
Os dejo enlace del google maps de la situación del mirador que es lo más desconocido



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