En la parroquia de Ardán, en el Concello de Marín (Pontevedra), se sitúa la Isla de San Clemente y también conocida como "Illa do Santo"; antiguamente se denominaba Punta Casás, pero con el paso del tiempo la erosión la ha convertido en una pequeña isla a la cual solo se puede acceder con mareas muy bajas mediante un istmo arenoso.
Su acceso es a través de la Playa de A Coviña ó Do Santo y muy cercana a la playa de Lapamán.
Propiedad de la familia Piñerio, conocidos como "Os de Nores" desde hace ya más de un siglo y adquirida al saldar un foro, un antiguo alquiler de tierras por las que los trabajadores tenían que pagar en especies.
Pero la historia que esconde esta isla no es muy conocida pero si abundante.
En ella se encuentran los restos de un Castro de la Edad de Hierro inventariado por Patrimonio, de unos 40 metros de longitud. Fueron hallados restos de cerámicas que actualmente se encuentran en la Biblioteca Pública de Marín.
Otra parte de su historia se remonta a la Edad Media, por el año 1248 con la Reconquista de Sevilla.
Esta ciudad cayó en manos castellanas el día de S. Clemente y uno de los dirigentes del ejército era D. Paio Gómez Charino, un almirante pontevedrés; cuando los barcos gallegos regresaron a Pontevedra hicieron escala en la isla de Ardán, y el almirante hizo construir allí una capilla, que no son las ruinas que se ven en la actualidad, que se levantaría años después.
Un trovador gallego, Nuno Treez, cantó su historia de desamor con la ermita de San Clemenço do Mar como telón de fondo.
Ahora la capilla está en ruinas y nadie se acuerda de ella, pero en otros tiempos fue lugar de grandes romerías a San Clemente, cuya imagen ahora se guarda en la iglesia de Ardán.
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